Para cambiar el mundo hace falta una sola persona: TÚ
(leído en el metro de Madrid el 3 de Julio de 2016)
Tiene que tener sentido.
Tiene que servir para algo.
Tiene que darnos la oportunidad de cambiar el mundo.
De dejar un legado, una huella… única e inolvidable.
Me pasó hoy, en un instante breve pero intenso y profundo, cuando pude mirarla a los ojos y le dije: El trabajo es una terapia también. Cuando nos sentimos ocupados (entusiasmados) con lo que hacemos otro tipo de problemas desaparecen… Por eso, es tan importante que trabajemos en entornos sanos y que nos hagan felices… Acababa de definir, sin pretenderlo, el propósito más profundo de mi trabajo como consultora de marca personal. Mi misión, el auténtico significado que tiene para mi ayudar a la personas a hacer visible su talento para que puedan emplearlo en algo por lo que sean justamente compensados. La marca personal une talento con empleo. Nos permite pasar de talento conocido (autoconocimiento) a talento reconocido.
La misión, el propósito cuando es interiorizado a un nivel tan profundo, se convierte en irrenunciable. Más que una pasión se convierte en amor, es vinculante y se proyecta hacia el futuro. Expresarla por escrito, en un documento, en nuestra web está bien, pero sentirla en la presencia de ese otro al que va dirigida nuestra misión es pura magia. Por eso es tan importante pasar a la acción, a pesar de las dudas y de los miedos, HACER nuestra misión. Al hacerla, día a día, hora a hora… vamos comprendiendo porqué y para qué estamos aquí.
En los casos más difíciles, en las personas más frágiles y en las situaciones más complejas es donde he sentido con más fuerza que vale la pena todo el esfuerzo necesario para que muchos profesionales tengan segundas, terceras … oportunidades laborales. Para que ningún talento quede enterrado por edad, por miedo, por vergüenza, por falta de reciclaje, por la ausencia de nuevas habilidades que siempre, siempre pueden aprenderse, por errores o fracasos del pasado, por entornos personales hostiles, por no haber encontrado todavía nuestro camino…
Hoy, en los ojos de ella, con miedo y con lágrimas, me he visto a mí misma… a veces también con miedo y con lágrimas… y le he (me) he dicho: Vamos a hacer todo lo que esté en nuestras manos para que vuelvas a trabajar. No puedo garantizar que ocurra, puedo garantizar que haremos todo lo que esté a nuestro alcance para conseguirlo.
Siente, vive y experimenta tu misión. Si aún no la has encontrado, no dejes de buscarla. Cuando llegue sabrás que las has encontrado. ¡Hoy la he encontrado!